miércoles, 21 de diciembre de 2011

La (casi) ultima navidad

Situación fastidiosa y extremadamente consumista: faltan 11 regalos, es el 24 de diciembre, son las siete de la tarde y estoy en una perfumería. Nada extraño. Adentro del negocio, ocho clientes, dos vendedoras jóvenes y perdidas, evidentemente de temporada. También hay 2 vendedoras bastante mayores, muy maquilladas, y un vendedor, ya poniendo cerrando la persiana: se están rajando a sus casas, lo que da la pauta de que en ese momento odian sus clientes en su totalidad.
Están todos alterados, cada uno en su función de cliente (indeciso y austero, por no decir "Rata") y vendedor (apurado y con cara de día pesado), eligiendo, pagando, cobrando, envolviendo y deseando felicidades con cara de porcelana aunque realmente no lo piensen.

Mientras espero a que me den el vuelto por mis compras, un señor de unos treinta años, con un nene que no tiene mas de cinco de edad, elige un perfume y una de las vendedoras maquilladas empieza a envolverlo. En ese momento, el nenito se agarra del mostrador, pone sus patitas de talle veinticinco en puntita y le pregunta a la vendedora:
-"Señora, ¿le puedo preguntar una cosa?"
La señora sonríe con su boca rosa fosforescente, y sin sacar la vista del paquete que esta envolviendo le dice
-"Si mi amor, decime".
-"¿Porque están todos comprando regalitos?"
Se frena el tiempo. Lo que hasta hacia segundos había sido un negocio bullicioso, con gente gritando y nerviosa desaparece. La pregunta sumada a la vocecita estridente cortan el aire del local. La gente mira a la señora, con la sanguinaria intención de observar como reacciona ante esa delicadisima situación, y ver la respuesta que da y tal vez usarla para zafar en algún momento con sus propios hijos.
La señora baja su sonrisa, sin desaparecerla, mira al padre con cara de "¿Que carajo le digo?", luego mira al nene y le dice: - "Porque a la gente le gusta hacerse regalitos, ¿a vos no te gusta regalar cosas?" El local sigue en silencio. El nene le dice -"No! No me gusta regalar cosas!" -"¿Porque no?", le dice la señora. El nene pone horizontal su pequeña mano, la pone a la altura de su hombro, y dice -"Porque soy así de chiquitito y no tengo plata" Toda la gente del local, clientes y vendedores, sonríe, mira para abajo, y cada uno vuelve incómodamente a lo que estaba haciendo.
La señora tambien sonríe, transpira, y mira con ojos asesinos al padre por el solo hecho de haber llevado a su hijito hasta ahi ese dia, aunque seguramente esta contenta de haber salvado la situación haciendo una rabona, y que ese nene pueda seguir creyendo en que un viejo barbudo y panzon compra todos sus regalos en el centro de la ciudad, por lo menos por unos 5 años mas.

martes, 13 de diciembre de 2011

Lo simple de ser complejo

Lo simple de ser simple es la simpleza con la que se resuelven cosas simples. Simplemente si uno no es simple, las cosas simples no son tan simples. Ahí es donde las cosas simples se vuelven complejas. Cuando alguien es complejo, las cosas complejas se ponen mas complejas, se complejiza la persona, y vuelve complejo todo lo que tiene alrededor. Es complejo tratar con una persona compleja, porque cuando intentamos descifrar sus complejidades, se encuentra algo mucho mas complejo por detrás. La persona compleja no se entiende y es compleja de entender. Es compleja cuando habla, es compleja cuando trata, es compleja en su vida, es compleja cuando escribe..
No, no es simple entender a una persona compleja..